la frontera de sus ojos

el ser humano
el brillo de las clavellinas que no quieren ni ver a las margaritas amarillas y blancas.
botas que enfundan el enguatado paso de negocios acaudalados por camisas de cuadros.
amasando los gastos sin cafeina la turbulencia aterriza en el asentir de la azuzena
pegatinas para los dedos que captan la huida de la inocencia,
almacenando las huellas como pistas para de nuevo reconquistarla
recupera la piramide el ver de la nieta osa
pomulos muslos acurrucados en el hueco del soniquete
él romeo ella julieta
el romero y la peineta
desnudando las sábanas en los anillos de ambar a la luz soleada
aspirando pañuelos anudados al banquito blanco
matizamos fechas culmenes en las que emigra el dormido eterno
fortaleciendo la gratitud